viernes, 14 de septiembre de 2012

Los mercantes artillados y La guerra submarina



En esta ocasión al pararme en el muelle de éste puerto, vino a mi mente el recuerdo de los lobos de mar de la primera y segunda gran guerra. Recordé las mentiras que se dijeron para distorsionar  a la opinión pública.
Después de permanecer en el muelle fiscal, me transladé al muelle petrolero, muy bien vigilado, por cierto. Me encontré con oficiales de cubierta que nada supieron decirme y después encontré a un viejo oficial de cubierta (mercante). El me comentó algo acerca de lo que a continuación voy a narrarles, pero no supo el porqué.

Al iniciarse la 2ª contienda, los aliados pregonaban que se cumpliera con el Derecho Internacional, que consideraba como civiles a los barcos de carga, no como objetivos militares y que cualquier submarino antes de atacar a cualquier barco tenía que emerger y darles el previo aviso, para verificar si llevaban o no material de guerra. En el caso de ser positivo deberían poner a salvo a los tripulantes para después dar vuelta y hundir al barco mercante, pero……………………………………¿qué cree usted?. Sucedió lo siguiente:

En aras de que se cumpliera con dicho tratado, los aliados ordenaron artillar a todos los barcos mercantes y buques-tanques, con la original idea de sorprender a los submarinos, ya que al emerger y acercarse para revisar a los barcos, estos con toda calma afinaban su puntería y hundían al submarino enemigo, violando el Derecho Internacional y regocijándose de ello.

Así por ejemplo al iniciar la 2ª contienda Churchill alababa la astucia del barco mercante (no recuerdo ya su nombre) que cañoneó a mansalva al submarino U-38 - en el momento en que se disponían las autoridades a revisar al mercante - lo dañó gravemente y de inmediato la prensa internacional alabó la estrategia aliada. Churchill decía: no estoy atado a ningún Tratado que me obstaculice el triunfo. Por ello, mandó artillar a todos los barcos de carga.

Cuando el U-30, sabedor ya, de dicha estrategia, hundió mediante dos torpedos al barco Atenea, la prensa internacional atacó a los lobos de mar sin miramientos ni piedad.

En otra ocasión, cuando el U-47, al mando de Gunter Pilen detuvo al carguero Glasgow, al estar observando que los botes salvavidas de la tripulación se alejaban del barco que iba a ser hundido, vió con gran susto que el Glasgow (4,500 toneladas) se le venía encima ¡había caído el U-47 de 500 toneladas en una trampa!. Cuando alcanzó después al bote salvavidas en donde iba el capitán inglés del Glasgow y le preguntó porqué había actuado así, este le contestó: “hice lo que me ordenaron”, dicho capitán vivió para contarlo sin ninguna pena ni vergüenza, aunque si cargó con el deshonor.

Definitivamente ya dejó de haber caballerosidad y reglas que cumplir en estos casos; la lucha fue desigual. De 26 lobos de mar existentes, 16 estaban en viaje de ida o de vuelta para recargar. Y en el Atlántico solo combatían cuando mucho 8 submarinos contra mas de 10 millones de toneladas de los aliados.

En Diciembre de 1940 solamente el U-52 al mando de Salman, estaba combatiendo en el Atlántico.

Independientemente de ideologías y patrañas que se quieran argüir, hay que analizar los hechos que se repiten sistemáticamente por parte de las coaliciones o aliados, hasta la fecha, a través de la historia militar y rendir un tributo a los héroes que mostraron su valor y amor a su causa.

El presente escrito fue hecho por el Ing. Federico Juárez Andonaegui, agradezco personalmente la participacion de tan habil escritor.