lunes, 16 de noviembre de 2015

Postrimerías de la Segunda Gran Guerra

Siendo finales de la guerra, como ya relaté, fui enviado a destruir los avances tecnológicos más importantes, para que no cayeran en poder del mal. Sabíamos que la oficina de patentes en Suiza, había sido prácticamente saqueada, en forma de filmaciones. Más de un millar de inventos europeos cayeron en poder del mal y ya se habían ido a Estados Unidos. Había que romper la continuidad que se les daria. Porque lo que fácil se adquiere, fácilmente se emplea para hacer el mal y fácilmente de tira y lo que trabajo cuesta, se aprecia y se emplea para hacer el bien. ¿Porqué se me dio esa misión? Solo recuerdo que me dijeron “ustedes los mexicanos son el corazón del mundo y solo ustedes pueden salvarlo. Tu eres uno de ellos”. Fue cuando me di cuenta que siempre me habían descubierto.
Antes de destruir todo en su totalidad, me enviaron a capturar y/o eliminar a quien(es) han, y de hecho, consiguieron cambiar  los acontecimientos para provocar lo que nos afecta actualmente. Tenía la orden de nada cambiar, solo capturarlos, traerlos vivos y en último caso eliminarlos. Fácilmente me pueden identificar, pues nunca me quité el uniforme del arma ataque apoyo.
De lo que hay seguridad, es de que éste descubrimiento nada obtuvieron los aliados (brazo armado de las fuerzas del mal), pues todo fue eliminado y destruido a tiempo y perfectamente ¿cómo lograron tener algo parecido años más adelante?, no logramos saberlo, no tuve(imos) ya tiempo de hacer averiguación.
Lo que si les digo es que éste mundo que vivimos es el anormal (no normal), algunos lo llaman bizarro, otros lo llamamos fantasioso, gobernado por el príncipe del mal; el original es en otra dimensión.
Este mundo, en ésta época, domina el mal (a ojos vistos), es el reino del príncipe del mal, es él quien domina - entre otros - a través del emperador del mal, que actualmente gobierna  al pueblo que le han hecho creer que es un pueblo de “hombres libres y valientes” (al 2015), pero en realidad es el pueblo más esclavizado, lo han hecho cobarde y traicionero. La humanidad y en especial los mexicanos - todavía no tienen conciencia de ello - tienen la misión de liberar al mencionado pueblo de las garras de su gobierno, porque ellos ya no son capaces de librarse del mencionado yugo.
El mando militar del gobierno que encabeza el emperador del mal, tiene una frase que repiten con gran orgullo y a gran voz. La frase es: ES DIVERTIDO LLEVAR LA GUERRA A OTROS PAISES, MENOS EN EL NUESTRO, eso lo dice todo, para quienes aún tienen duda.
Lo único que no se puede destruir, son las dos pastillas que me fueron entregadas bajo custodia. Al respecto ya solo queda una, pues la otra tuve que emplearla. Créanme no es conveniente usarla, es buena desde un punto de vista más no desde otro punto de vista.
Daré una pista de éste gran descubrimiento que no es bueno que caiga en poder de malas “manos” (almas), como tampoco puede destruirse porque alteraría la evolución, al ser absorbida por microbios y/o diminutos seres biológicos y peor aún, si descubren su fórmula.
Entre más tiempo pase, más vamos a ser recordados, por ser ejemplo a seguir, fuimos y somos los iniciadores de la lucha física en contra del Imperio del Mal.
Cuando llegué a sudamérica, narré a camaradas científicos el descubrimiento, pero al narrar los puntos menores, hubo presentes paisanos, quienes como buenos mexicanos hicieron bromas del efecto de las pastillas, así como lo poco que escucharon de mi narración consecuencia de haber caído herido en Galitzia.
Reímos mucho por las ocurrencias de mis paisanos, pero lo que más tarde me causó sorpresa, al llegar a la República Mexicana, fue ver una analogía de mis narraciones plasmadas en dos películas mexicanas, una llamada “un día con el diablo” y la otra “se le pasó la mano” de ésta última espero que no me falle la memoria en respecto al título.
Ing. Federico Juárez Andonaegui