Este evento sucedio en la campaña de ocupacion de Italia por las tropas alemanas en la Segunda Guerra Mundial.
Durante la guerra, en los pueblos se vive mejor que en la ciudad. En las ciudades hay hambre y la gente se prostituye para poder comer...
La casa estaba a un costado del camino, a la entrada del villorio, tenia dos pisos y un patio grande; desde el primero y segundo piso se veia el recodo del camino y si uno miraba hacia el valle, podia distinguir la ciudad de Turin.
En la casa vivian el padre, la madre, la abuela y un niño de nueve años, el niño se llamaba Gino, Gino no tenia miedo a la guerra; es mas, jugaba con ella, tenia una caja llena de vainas de proyectiles vacios, un casco, una caramañola y hasta un viejo capote italiano.
Desde el comienzo de la guerra el pueblo habia sido bombardeado tres veces y los alemanes lo habian ocupado desde hacia mas de un año. Los germanos no eran malos con la gente del pueblo; en realidad, los aldeanos les temian mas a los civiles fascistas armados. Gino habia visto como una vez le habian obligado a un hombre a tomar un vaso de aceite que sacaron del motor de un camion, "lo purgaron porque no queria a Mussolini", oyo Gino.
Al comenzar 1945, las cosas habian empeorado, los alemanes retiraban lentamente sus tropas y creaban apresuradamente nuevas lineas de defensa. En los extremos del pueblo, el niño podia ver como se amontonaban unidades blindadas. "El nuevo frente de los alemanes pasa por el pueblo; dicen que los americanos e ingleses tienen preparados miles de aviones para bombardearnos", le dijo un dia Piero, su amigo de catorce años.
Los alimentos empezaban a escasear, todos los dias pasaba por la casa gente pidiendo de comer y la madre o la abuela les daban lo que podian, primero eran los "partigiani" (partisanos), luego los alemanes que perseguian a los partigiani, despues los refugiados que huian del sur, y asi sucesivamente. No habia muchas formas de negarse; si se les negaba alimento a los partigiani, se corria el riesgo de ser acusado de no ayudar a los patriotas; negarlos a los fascistas y alemanes era imposible, porque enseguia procedian a revisar la casa, Gino sabia de vecinos que escondian jamones enterrandolos en el jardin o de gente que habia seguido durante dias al ejercito aleman en retirada para ver si podian recuperar una vaca o unas cabras. En ambos casos, las consecuencias eran represalias, riesgo de ser asesinados o enviados a un campo de trabajo en Alemania. ademas los alemanes castigaban todo tipo de ayuda a los partigiani y los partigiani todo tipo de ayuda a los alemanes.
Gino no comprendia muy bien todo este proceso, pero sentia que los suyos se ponian tensos cada vez que alguien golpeaba la puerta.
Un domingo, los partigiani pasaron temprano y pidieron de comer, la abuela les dio lo poco que tenian. Poco despues golpearon la puerta y Gino abrio; en el umbral vio la figura cansada de un soldado aleman con el casco hundido hasta los ojos y las botas llenas de polvo, integraba una patrulla que perseguia a los guerrilleros y tambien pidieron de comer.
-No tenemos nada - dijo la madre
-Veremos -respondio el que mandaba el grupo, rapidamente comenzaron a abrir puertas y armarios a culatazos y puntapies.
Por ultimo uno de los germanos encontro en una alacena un plato con un huevo, una taza de leche y un poco de queso.
-¿Y esto? - grito
-Esto es para el niño....- titubeo la abuela, señalando a Gino
Los alemanes se miraron entre ellos. Por ultimo el que parecia ser el jefe, dijo con una sonrisa cansada a la abuela:
-No, si es para el niño, no.
Los soldados al pasar, sonrieron a Gino y se fueron.
Durante una larga guerra, lo mas dificil de conservar son los actos humanitarios y nobles, enmedio de tanta muerte y destruccion, la vida humana se convierte en algo sin valor y desechable, las matanzas se vuelven la regla y son siempre los civiles desarmados los que terminan sufriendo mas. En particular las campañas de contrainsurgencia son especialmente duras, ya que no hay forma de diferenciar entre civiles y guerrilleros.