viernes, 9 de febrero de 2024

Mi vida como paramilitar

 De adolescente, a mis padres, les costo mucho trabajo educarme, desobediente, parrandero, un rebelde confeso, asi que como era comun en esa epoca, pensaron que una escuela militarizada seria una buena idea, para disciplinarme y castigarme a la vez, ni un momento se detuvieron a pensar que lo unico que me hacia falta era que mi familia, fuera una familia.

Asi que me metieron en la primera que encontraron, como estaba estudiando el CCH, encontraron que habia una Escuela Militar que solo daba clases, con internado los fines de semana, excelente, asi podian controlarme esos dias y ellos despreocuparse de mi educacion.

Y me inscribieron sin mucha investigacion, era una Escuela Paramilitar, no una Militar, una diferencia sutil, pero que en ese momento, los principios de los ochentas, era fundamental, en una Militarizada, te forman usando la disciplina militar, pero en ella, es mas importante bolearte bien las botas, que aprender a manejar un subfusil, era la epoca posterior a la Guerra Sucia en México, y lo que hace una organizacion Paramilitar, es enseñar tecnicas de combate e ideologia a jovenes que van a ir al combate, tacticas, tecnicas, mucho de ganarse las mentes y los corazones, el objetivo es ser capaces de derrotar y denegar las bases en las que operan las guerrillas comunistas.

Asi, que nos enseñaban a manejar todo tipo de armas, desde viejos MP-38 a modernos M-60, a hacer blocaos, a empujar piezas de artilleria y lo mas divertido, a realizar asaltos verticales por sorpresa, cada fin de semana ibamos a lugares hermosos, a lo largo de todo el territorio nacional, desde la Sierra Negra de Perote, la Costa de Tehuantepec, al Desierto del Norte, caminabamos, practicabamos con municion real y a donde sea que fueramos, llevabamos un hospital de campaña, que daba atencion medica gratuita a los habitantes de la zona, nos ganamos los corazones de mucha gente.

Era el México de los ochentas, ya se habian integrado a la vida politica los guerrilleros de los setentas y todavia no se propagaba el  narco, asi que practicamente nos entrenaban para una guerra que ya habia acabado y todo termino volviendose una forma de pasear por todo el pais, eramos un cuerpo bien equipado, bien adiestrado, que jamas realizo, en el campo mexicano, un tiro en combate real.

Y asi, en vez de domesticarme, me enseñaron no solo a ser violento, sino aprendi la violencia organizada, y claro, determino mi destino, me uni a la USN y segui mi vida, por otro lado, llegue a los 18 y mis padres se libraron de mi,