Despues de un accidente en un TA-4 tuve que pasar un par de meses fuera de servicio (grounded), en lo que se realizaban las investigaciones y me recuperaba, la Marina decidio enviarme al museo del USS Intrepid en el puerto de Nueva York, asi que reuni mis cosas en mi mochila y tome el tren a Nueva York, no disfrute mucho el viaje, un fuerte golpe en mi frente me habia dejado ligeramente inflamada esa parte de la cabeza, entre la incomodidad y el dolor no podia ver muy bien los paisajes, asi que incline mi asiento y me dormi, llegue a la gran manzana con muchas expectativas y gran curiosidad, antes solo habia ido de paso, ahora viviria ahi.
Los habitantes de NY se sentian orgullosos de su ciudad, y tenian razon para estarlo, es la capital del mundo, cultura, gastronomia, espectaculos, simplemente tienen todo, y regularmente lo mejor, las mas grandes librerias y bibliotecas del mundo, museos masivos, las compañias mas grandes tienen sus oficinas en un lugar u otro.
Consegui un pequeño departamento en Jersey, tomaba el tren todas las mañanas y noches y el dia me la pasaba en la gran manzana, es una ciudad enorme, y limpia, no hay forma de aburrirse en ella, tiene el defecto de ser cara, pero lo vale, en la epoca en que estuve habia pocos mexicanos, pero uno de ellos me sorprendio, era un indigena que no hablaba español ni ingles, vendia botanas en Central Park, ambos llegamos a la ciudad mas o menos al mismo tiempo, un mes despues que volvi por ahi con una amiga, me lo volvi a encontrar, ya hablaba un ingles mochado, pero bastante entendible.
Vivir en el centro del mundo es fascinante, sus enormes librerias con libros de todos los temas conocidos, y a precios tentadores, no pude evitar comprar un par de libros, lo que para un candidato a oficial significaba una gran carga, sin tener una casa definitiva, solo puedes vivir con lo que puedes cargar en una pequeña maleta, mudandote continuamente, mis dos libros eran La Historia de la USN, y el libro Carriers, baste decir que en cuanto pude tener una direccion fija en Estados Unidos, lo primero que hice fue regresar a la metropolis y comprar todo libro que se me antojo, desde los fascinantes de Dover, hasta los fantasticos de Military Press.
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