martes, 17 de agosto de 2010

Un encuentro con la Llorona


Era una noche de invierno, estabamos haciendo maniobras cerca de un pueblito de Veracruz llamado La Concha, a un compañero y a mi nos habia tocado controlar un cruce de caminos en la noche, en realidad no habia nada que hacer, eran los tiempos en que Mexico era tranquilo, la gente buena y las noches pacificas.


Estabamos parados en nuestra trinchera de costales, platicando de cualquier tonteria, eramos jovenes cadetes, nuestros fusiles de cerrojo colgando de nuestro hombro, si efectivamente, aun en los ochentas habia fusiles de ese tipo en Mexico, cuando vimos que algo se acercaba, la luna brillaba intensamente, llena, y podiamos ver el polvo azuloso del camino levantandose, de seguro alguien regresando tarde y rapido a casa, pero cuando la nube estuvo bien a la vista, no podiamos creer lo que veiamos:

Era un burro, que iba corriendo, pero sus pezuñas no tocaban el suelo, en su lugar parecia que corria sobre una nube de hojas y polvo, como si flotara, enmedio de una polvareda, nos quedamos congelados por un segundo, nos miramos uno al otro y salimos corriendo, nos aventamos a una zanja de un pequeño canal que corria junto a las milpas y nos arrastramos, en ese momento oimos un grito, como un gemido femenino, gutural y profundo, que hacia que una sensacion de miedo te recorriera la espalda.

Nos esperamos un rato, y salimos lentamente, viendo en todas direcciones, llenos de lodo, solo en ese momentos nos acordamos de nuestros fusiles, hasta entonces cortamos cartucho y los sujetamos firmemente, pero ya no se veia nada, la aparicion se habia desvanecido, no esperamos mas, nos fuimos casi corriendo a nuestro campamento base.

Al dia siguiente, les preguntamos a los habitantes del lugar, nos dijeron que era la Llorona, que se le aparecia por esos caminos, a los que se atrevian a andar ahi en la noche...

Esta narracion me la platico un amigo, en esas noches eternas de guardia que hay cuando uno es cadete, en que las historias de fantasmas animan las frias madrugadas.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Un mexicano en la USN, viviendo en NY


Despues de un accidente en un TA-4 tuve que pasar un par de meses fuera de servicio (grounded), en lo que se realizaban las investigaciones y me recuperaba, la Marina decidio enviarme al museo del USS Intrepid en el puerto de Nueva York, asi que reuni mis cosas en mi mochila y tome el tren a Nueva York, no disfrute mucho el viaje, un fuerte golpe en mi frente me habia dejado ligeramente inflamada esa parte de la cabeza, entre la incomodidad y el dolor no podia ver muy bien los paisajes, asi que incline mi asiento y me dormi, llegue a la gran manzana con muchas expectativas y gran curiosidad, antes solo habia ido de paso, ahora viviria ahi.


Los habitantes de NY se sentian orgullosos de su ciudad, y tenian razon para estarlo, es la capital del mundo, cultura, gastronomia, espectaculos, simplemente tienen todo, y regularmente lo mejor, las mas grandes librerias y bibliotecas del mundo, museos masivos, las compañias mas grandes tienen sus oficinas en un lugar u otro.

Consegui un pequeño departamento en Jersey, tomaba el tren todas las mañanas y noches y el dia me la pasaba en la gran manzana, es una ciudad enorme, y limpia, no hay forma de aburrirse en ella, tiene el defecto de ser cara, pero lo vale, en la epoca en que estuve habia pocos mexicanos, pero uno de ellos me sorprendio, era un indigena que no hablaba español ni ingles, vendia botanas en Central Park, ambos llegamos a la ciudad mas o menos al mismo tiempo, un mes despues que volvi por ahi con una amiga, me lo volvi a encontrar, ya hablaba un ingles mochado, pero bastante entendible.

Vivir en el centro del mundo es fascinante, sus enormes librerias con libros de todos los temas conocidos, y a precios tentadores, no pude evitar comprar un par de libros, lo que para un candidato a oficial significaba una gran carga, sin tener una casa definitiva, solo puedes vivir con lo que puedes cargar en una pequeña maleta, mudandote continuamente, mis dos libros eran La Historia de la USN, y el libro Carriers, baste decir que en cuanto pude tener una direccion fija en Estados Unidos, lo primero que hice fue regresar a la metropolis y comprar todo libro que se me antojo, desde los fascinantes de Dover, hasta los fantasticos de Military Press.

Fortificados con Conocimiento



Durante la defensa de la Residencia de Lucknow en el Motin Hindu de 1857, todo tipo de objetos inusuales fueron usados para construir barricadas.

Algunas obras de Alta Literatura, completas, con sus empastados en piel, sirvieron para mantener a los Sepoyas a raya. En una ocasion, justo cien paginas de una copia del libro de la Enciclopedia de Lardner detuvieron una bala de mosquete, mientras que las Obras Completas de Lord Byron, aunque sufrieron la destruccion total, detuvieron la bala de un cañon.

Aparentemente tan impresionantes eran las cualidades defensivas de tal lectura clasica que el comisionado Martin Gubbins ordeno que cada puerta fuera protegida con libros. Por otro lado, manuscritos orientales enrollados que se encontraban en la casa del mercader frances Depratt no detenian ni una bala y en cambio fueron consumidos por el fuego.

lunes, 21 de junio de 2010

El Fantasma de Tepetlaoxtoc

En aquel entonces, yo era un cadete de una escuela paramilitar, los sabados soliamos ir a practicas de tiro en la antigua carretera federal Mexico Veracruz, nos pasabamos todo el dia practicando punteria con viejos fusiles K-98, M-1, Garand, y tiro rapido con igualmente vetustos MP-40 y Thompsons, y algunos pocos Galil y FN Fal, con los subfusiles era una cuestion de coraje, son lo mas parecido a una bayoneta que existe, para disparar bien es necesario levantarse y sujetarlos bien, no son el arma ideal para el francotirador, en cambio los fusiles de asalto, por lo menos los de esa generacion, eran pesados y voluminosos, nada que ver con los mejores M-16 o IW-2, pero en fin despues de un dia en el poligono de tiro, cada quien se iba a su casa.

Un tio tenia una casa en el pueblito de Tepetlaoxtoc, era un edificio viejo, pegado a una viejisima barda, quiza tan vieja como el convento, todo el conjunto arquitectonico tenia un aire de lobreguez y abandono, solo la enorme iglesia seguia funcionando, las bardas perimetrales se desmoronaban poco a poco, la pared que daba a espaldas del convento aun conservaba los ahujeros producidos por el peloton de fusilamiento de alguna guerra olvidada, ¿revolucion, reforma, cristeros?, solo el silencio del jardin lo sabia, habia visitado con frecuencia esa casa desde que era niño, y habia oido las terribles historias del abandonado convento, sobre puertas que se oia girar y cerrarse, estando el edificio vacio; pasos descalzos deslizandose sutilmente sobre las baldosas del altar abierto, luces siniestras en las ventanas rotas del convento, sobre niños corriendo entre las tumbas frente a la fachada, ataviados con ropas de la epoca de los Virreyes; quejidos de dolor que se escuchaban en la medianoche, donde habian sido los fusilamientos; y en la esquina de la casa, en los dias de tormenta, cuando las piedras pomez bajaban flotando en arroyuelos de la montaña, se decia que se aparecia un hombre, vestido como un sacerdote azteca, que caminaba entre la lluvia, a veces convirtiendose en agua el mismo, hasta llegar a la cima, donde desaparecia. No se cuantas de esas historias habran sido ciertas, y cuantas solo elaboradas formas de enviarnos a mi y a mis primos a la cama. Solo se con certeza que el púeblito era un lugar muy triste y antiguo, viejas rocas labradas aparecian por doquier cuando la lluvia acababa de pasar...

Pero en fin yo ya no era un niño, y ese sabado habia un apagon generalizado en todos esos pueblitos, (quien lo recuerde, a finales de los setentas y principios de los ochentas, los apagones eran cosa muy normal y continua), ya eran pasadas de las siete, estaba obscureciendo rapidamente y en el horizonte, una espesa nube se estaba formando, habia decidio pasar a la casa de mi tio, ya solo la usaba muy de vez en cuando, y habia que darle unas vueltas para vigilar que todo estuviera bien, ademas si me quedaba ahi, podria ir en la mañana a comer una deliciosa barbacoa en Chiconcuac, cuando ese pueblo era un gran centro comercial.

Uno de los muchachos me llevo en un jeep, el pueblito esta a un par de kilometros de la carretera federal Mexico Veracruz, el camino era de terraceria y muy maltratado, habia pequeñas plantas de maiz y sorgo a ambos lados del camino, que se movian ondulantes, con la brisa que anticipaba la tormenta, cuando entramos al pueblo, la enorme superstructura del convento se levantaba gris ante las luces del jeep, siniestra y apagada, la plaza estaba vacia, y los portales silenciosos, solo la platica animaba ese viaje, hablabamos de quien habia logrado mas aciertos en los blancos, de armas, y de mujeres, no se porque los hombres, no importa de que estemos hablando, siempre terminamos hablando de mujeres, pero en fin, llegamos a la puerta de la casa de mi tio, agarre mi mochila, mi MP-40 y me baje del jeep, que arranco inmediatamente, el si regresaria a la ciudad y en aquel entonces eran casi dos horas por la vieja carretera.

La casa de mi tio era de las mas viejas de la zona, era una mescolanza de estilos arquitectonicos y de materiales, por alla se veian adobes que aun tenian piezas aztecas rotas entre ellos, por alla piedras volcanicas que obviamente habian venido de otra construccion, aunque la casa principal habia sido reconstruida hacia poco con ladrillos modernos, la barda por otro lado se veia que habia sido reparada muchas veces, una enorme rajada en la parte de adobe habia sido rellenada con piedras.

La casa estaba vacia, la señora que se quedaba a hacer el quehacer solo estaba hasta las cinco, el gran patio estaba vacio, despues que tiraron ese hermoso arbol que debia de tener como cien años, ahora habia gran espacio para estacionarse, pero ya nadie venia, mis primos y yo habiamos crecido, y cada quien estaba en su mundo, mis tios ya raramente se paraban en este vetusto lugar.

Un relampago en la distancia me dio la bienvenida, una ligera lluvia empezaba a caer, mientras los truenos se balanceaban soberbios entre las montañas, retumbando entre las paredes, lo primero que pense al entrar fue en comer y tomar agua, en la cantina, junto a la sala, mi tio tenia un enorme olla de barro, siempre llena de agua fresca, y ahi fui de inmediato, pensaba calentarme despues un cafe y ver la tormenta desde la ventana de la que habia sido la habitacion de las visitas y que tenia una maravillosa vista de las montañas de la sierra. Estaba sirviendome el agua, cuando vi algo que me dejo congelado, en la cantina habia un enorme espejo, o luna como se llamaban entonces, y en ella, iluminada por un relamapago repentino, alcance a ver una forma humana parada detras de mi, cerca de la ventana, antes de pensar cualquier cosa, brinque sobre la cantina y me di vuelta, apuntando y cortando cartucho con mi fiel MP-40, dispuesto a disparar una rafaga corta, en cuanto lo ubicara, pero no habia nadie, los constantes truenos alumbraban la sala, y no habia nadie, con cuidado y con la adrenalina al maximo, revise cada mueble, cada respaldo, cada columna y nada, pense entonces que tal vez la imagen vendria del patio, me asome por la ventana y nada, sali, la ligera llovizna habia dejando las marcas de mis pies al entrar, pero los de nadie mas, la lluvia arreciaba y revise cada centimetro del exterior, resultado, negativo, volvi a la casa y me encerre, no entendia que habia pasado, hice muchas conjeturas mientras encendia las velas y me preparaba mi cena, en aquel entonces hacian una deliciosa longaniza en Tepetlaoxtoc y siempre habia una dotacion fresca en la cocina, mientras freia y calentaba mis tortillas, recorde uno de los viejos cuentos que nos contaban cuando eramos niños.

En la casa vivia un fantasma, por años se habia dicho que una sombra se paseaba por la casa en la obscuridad, pero solo la habian visto las personas que estaban solas, jamas se dejaba ver cuando habia mas de una persona en la casa, a veces solo era una vista rapida de alguien que cruzaba en el marco de una puerta, otras veces era una sombra entre las penumbras, nadie sabia quien habia sido, se contaban varias historias, pero nadie lo sabia con certeza, con toda seguridad era algo tan viejo que ya todos habian olvidado los eventos que habian sucedido. Hay quienes decian que era un antiguo terrateniente que habia muerto en la casa y no queria abandonarla, hay quienes decian que es el fantasma de una mujer, que se habia escondido en la pared cuando llegaron los revolucionarios, esperando ser liberada cuando estos se fueran, pero como fusilaron a todos, nadie la pudo rescatar y murio entre las paredes...

Esa noche atranque la puerta de mi habitacion con una silla, y me dormi con el uniforme puesto y mi MP-40 en mis brazos, no vi, ni escuche mas que la tormenta que rugio por toda la madrugada, al dia siguiente, con la brillante luz del sol, realice una inspeccion general, ninguna ventana o puerta abiertas o forzadas, ninguna huella de algun visitante humano en la casa, tal vez si fue el fantasma despues de todo, cuando llego la señora que cuidaba la casa, le platique la experiencia, y ella me dijo:

-Si, yo tambien la he devisado, es una muchacha, muy joven, las noches que caen muchos truenos sale a acompañarse de quien este en la casa, ha de tener miedo a los rayos.

Yo jamas volvi a verla, aunque me quede en la casa unas cuantas veces mas, cuando pasamos de hacer practicas de tiro a maniobras, nos mudamos de zona a la Huasteca, mi tio vendio su casa poco tiempo despues, a pesar de que he querido ir, nunca he tenido tiempo de visitar el lugar. Solo me arrepiento de haber sido tan poco caballeroso de no acompañar en una tormenta a una dama, aunque ella ya no fuera de este mundo.

miércoles, 16 de junio de 2010

Un mexicano en la USN


Naci en Coatzacoalcos, aunque casi no he vivido ahi, muy pequeño nos mudamos al puerto de Veracruz, y ahi soñaba con ser un oficial naval, una aspiracion comun entre los niños del puerto, sin embargo mi familia volvio a mudarse, esta vez al DF, ahi creci y me eduque, pero cada vez que podia, volvia a visitar mi hogar, la dulce ciudad de Veracruz, el lugar mas hermoso del mundo, ahi vivian mis abuelos y pase muchas vacaciones viendo el mar y los buques.

Finalmente llegue a la edad minima, al terminar la secundaria fui a las oficinas del Marina, en Revillagigedo, acompañado de mi madre, que no queria que me uniera a la Marina, pero que al final accedio a acompañarme, me atendieron rapidamente, no podia entrar a la escuela de oficiales hasta que no terminara el Bachillerato, asi que fui al CCH Azcapotzalco, donde pase tres magnificos años y conoci a una maravillosa mujer, que me intentaba convencer de hacer una carrera civil, y alejarme de las armas.

El tiempo pasa volando, cuando acabe el bachillerato, me presente nuevamente en las oficinas que se habrian de derrumbar durante el temblor del 85, y me dieron una noticia fulminante, habian inventado el Bachillerato Naval y tenia que volver a hacer los tres años para enlistarme, cortesmente los mande al diablo y me inscribi en la Facultad de Ciencias de la UNAM, donde empece la carrera de Fisica, el primer semestre fue dificil, por primera vez en mi vida reprobaba examenes con calificaciones tan bajas como 4, pense que no tenia vocacion, que no era bueno, me imagine muchas mas cosas, menos lo que en realidad sucedia, casi todos los alumnos de primer ingreso reciben el mismo trato en los cursos iniciales, pero una vez que cambian sus habitos de estudio y ponen mas dedicacion, empiezan a aprobar, y fue lo que me paso, despues de un desastroso primer semestre, en el segundo conoci grandes maestros, que me guiaron por el camino correcto, comence a sacar solo buenas calificaciones.

En tercer semestre un amigo me aviso que la Embajada de Estados Unidos, habia lanzado una convocatoria para ingresar a sus fuerzas armadas, sin dudarlo me presente al dia siguiente, (los dias anteriores a que hablar a la embajada fuese con numeros 01-900), me dijeron que si habia posibilidad de ingresar a la USN, solo tenia que presentarme un viernes a un examen y me avisarian por correo de los resultados; un Lunes estaba en mi casa, sono el telefono y era la embajada, tenia que presentarme al dia siguiente a las 10:00 horas. las noticias eran magnificas, me habian aceptado en la US Navy, y por mis calificaciones, habia sido destinado al curso de Aviador Naval, despues de todo, esas matematicas de la Facultad si servian de algo. Tenia que salir a final de mes para Pensacola, solo me dio tiempo de despedirme de mis abuelos en Veracruz, lo ultimo que hizo mi abuelo fue darme una tarjeta American Express dorada, para mis estudios, se suponia que en cuatro años no volveria al pais, y no me faltaria nada, pero en realidad, la USN me di todo lo que necesitaba y no volvi al pais en mas de diez años.

Duelo de Cebollas


En una ocasion, durante la Guerra contra los franceses y los indios, el entonces capitan Americano Israel Putnam fue desafiado a duelo por un mayor britanico, temiendo que no tendria oportunidad con armas tradicionales contra un oficial profesional, al ingenioso Putnam, se le ocurrio una solucion. Como una prueba de coraje, el y su oponente se sentarian en barriles de polvora en los cuales se habian insertado mechas encendidas.

Segun las mechas se iban acortando, el oficial britanico se sentia mas y mas ansioso, particularmente cuando veia a Putnam sentado confortablemente en el suyo fumando una pipa tranquilamente. La muchedumbre de curiosos empezaba a escapar en todas direcciones a buscar refugio, ya que las explosiones parecian inminentes, finalmente el oponente de Putnam perdio el coraje y corrio por su vida, demostrando que Putnam era el mas valiente, fue entonces que el americano revelo que los barriles contenian cebollas, no polvora.

En la imagen, estatua del heroe de la Independencia norteamericana Israel Putnam.